Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el tema de Dios. El barbero dijo: – Fi’jese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice. – Pero, ¿por qué dice usted eso? -pregunta el cliente. – Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. Oh… dígame, ¿acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos? Recien abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. – Cómo que no existen? -pregunta el barbero- Si aquí estoy yo y soy barbero. – Ah, los barberos si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen a mi. |
Exacto dijo0 el cliente….
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